jueves, 20 de agosto de 2009

La política... hoy


Negro nubarrón.

Carlos Ilich Osorio Gastélum

No cabe la menor duda que el inicio de un ciclo escolar más deja muchas expectativas a los miles de estudiantes que se aprestan a alistarse con sus uniformes, útiles, entusiasmo y ¿por qué no? con todos sus mejores deseos de llegar a convertirse en ese profesionista que siempre ha soñado. La rutina estudiantil y la disciplina para lograrlo convierten también al estudiante, en un hombre de bien, un hombre de respeto de la sociedad y de la vida.

Mientras eso ocurre en los medios de comunicación no dejan de bombardearnos con noticias nada alentadoras para continuar con los preparativos rigurosos que todo principio de año escolar marca y es que através de algunos rotativos nos enteramos que nos encontramos en medio de un “shock” económico, en donde el gobierno federal a anunciado que recortaría los recursos a los estados y municipios, así como los de programas institucionales que estaban en marcha. En fin una serie de recortes que habrán de venirse en cascada desde el mismísimo aparato gubernamental en los tres niveles de gobierno, para con esto dejar sin oportunidad más aún a todos aquellos jóvenes emprendedores diseminados a lo largo y ancho de nuestro país esperanzados de formar parte de la llamada clase económicamente productiva.

Tales anuncios por parte del Ejecutivo federal no pueden ser mas desalentadores y peor aún cuando provienen directamente de un Presidente que logró el poder bajo el cobijo de que sería el creador de los miles de empleos que los mexicanos necesitamos. Incluso se autodenominó “presidente del empleo”, evidenciando con ello la retórica abundante pero falsa de nuestro mandamás nacional.
No nos queda mas remedio que esperar, y rogar a por el milagro de que de los recortes presupuestales que se ven venir, no sirvan de pretexto a nuestras autoridades universitarias para intentar (pretender dicen los abogados) aumentos en las colegiaturas.

Eso sin contar con la creación de algunos impuestos y aumentos de otros, que están en la congeladora legislativa y que podrían ser la “canoa” salvadora de la ineptitud oficial; por que figúrense nada más, ustedes: con ese negro porvenir que les espera a los jóvenes en proceso de formación de los profesionistas que México requiere.

No se ve, desde hace mucho tiempo algún aliciente y esperanza en la economía (ciencia rectora de los programas gubernamentales y del desarrollo y crecimiento social). Y, el encarecimiento de nuestros estudios se viene a sumar como un marrazo más a la ya de por sí irreversible carestía de la vida. Aunque para muchos el estado que guardan las arcas del gobierno le va servir de justificación al fracaso obtenido en el tan olvidado Plan Nacional de Desarrollo. Y sus similares en las entidades y municipios, fieles a la causa, seguirán su ejemplo. Ni que decir de algunos los encargados de programas gubernamentales, como los mentados “rescates” de la costa y la sierra, construcción de escuelas, modernización escolar, escuelas dignas, capacitación para el empleo (¿?), proyectos productivos, etc. etc. etc., aunque se tenga al frente de estos programas a personas hoy investidas como funcionarios estatales y sus colaboradores y que en años anteriores debieron sentar sólidas bases, cuando ostentaban dirigencias de algunas organizaciones de campesinos y así evitar que sus sectores nunca tuvieran que ser rescatados. En fin, dicen que el serrucho corta tanto de ida como de venida y pareciera que de eso es precisamente de lo que se trata.

Pero como alguien tiene que sacar la casta y la fuerza para salir adelante, allí están las juventudes que nos han dado muestras de la fuerza de voluntad que los caracteriza, nada mas no se asusten si continúan cerrándoles el camino hacia las metas que ellos mismos se han fijado, ya que también se han caracterizado por ser, no nada mas críticos de la sociedad, sino que también han marcado rumbos en la vida democrática, social y cultural de nuestro país y más aún cuando han pretendido acabar con sus legitimas aspiraciones a una vida digna.

Es cuanto.




No hay comentarios:

Publicar un comentario